Como la mayoría sabéis tengo un
millón de ideas empezadas, un millón de investigaciones en curso, he de decir
en contra mía que empiezo a investigar cualquier tema, me vuelco en él pero muy
pocas veces lo termino, generalmente cojo un tema lo investigo, preparo un
conferencia o charla para el ciclo de conferencias de Alhaurín y luego lo dejo
aparcado, pese a que muchos de los acontecimientos con los que me cruzo darían
para algo más que una conferencia.
Algunos de los ejemplos que he
investigado y que darían perfectamente para un libro son la minería antigua de
la que tengo escritas más de 300 páginas, o el libro de Composiciones de
tierras en lo referente a Alhaurinejo donde llevare unas 250 páginas...
Investigando esos temas y otros
muchos me van surgiendo noticias, muchas veces más que noticias son anécdotas o
la constatación de hechos ya descubiertos e investigados por otras personas, he
de decir en mi descargo que lo que publico en este blog parte de cero, no he
seguido ninguna investigación de nadie, y creo que la mayoría aunque puedan ser
consideradas anécdotas son inéditas, sino fuera así pido perdón, pero ya os
digo, no he leído nada de nadie y después me voy a la fuente que se cita en una
investigación y luego omito al investigador.
Estas investigaciones son en su
mayoría "ONLINE", a través de internet, pero también hay otras que
son fruto del vaciado de archivos, y otras son frutos de intervenciones
arqueológicas que he desarrollado a lo largo de mi carrera profesional.
Esta que os presento a continuación es fruto de una búsqueda online que me ha dado unos resultados que considero interesante reflejar.
Vayamos a ello.
Periódico: El Motín.
Fecha: 2 de Enero de 1904.
"EL PASO
El «Paso» llamaban en la provincia de Málaga, como en otras varias de España, á varios episodios de la pasión y muerte de Jesús, ó del «Jesús, como le dominaban en Churriana, en Alhaurín y en otros pueblos.
Tomaban parte en el «Paso» un sacerdote, que desempeñaba el papel de protagonista y al cual azotaban con vergajos de papel enrollado y pringado de almagre, para que resultara el efecto de los zurriagazos en la espalda del presbítero.
Para hacer de Magdalena escogían en el pueblo á la muchacha más hermosa y de mejores formas no literarias.
Desempeñar el papel de Magdalena era tenido á honra por las mozas. Tanto, que para elogiar los méritos de alguna, decían los convecinos: —Como que ha sido «Madalena», ó «Malena», según el estilo de cada cual.
La parte de Simón Cirineo quedaba encomendada al vecino que madrugase más en día de Jueves Santo.
Los judíos voluntarios se hallaban apostados en las embocaduras de las calles, en la plaza del pueblo.
El infeliz que entraba en la plaza sé veía acorralado, y preso, y declarado Simón, y conducido á la casa del ayuntamiento, donde establecían el pretorio civil ó el pretorio del distrito los iniciadores en el «Paso».
Si el que se veía sorprendido era hombre guapo y «peleador», metía mano á la faca y descosía á medía docena de judíos apócrifos.
En este caso se libraba de ir al pretorio, pero ingresaba en la cárcel.
El «Paso» llamaban en la provincia de Málaga, como en otras varias de España, á varios episodios de la pasión y muerte de Jesús, ó del «Jesús, como le dominaban en Churriana, en Alhaurín y en otros pueblos.
Tomaban parte en el «Paso» un sacerdote, que desempeñaba el papel de protagonista y al cual azotaban con vergajos de papel enrollado y pringado de almagre, para que resultara el efecto de los zurriagazos en la espalda del presbítero.
Para hacer de Magdalena escogían en el pueblo á la muchacha más hermosa y de mejores formas no literarias.
Desempeñar el papel de Magdalena era tenido á honra por las mozas. Tanto, que para elogiar los méritos de alguna, decían los convecinos: —Como que ha sido «Madalena», ó «Malena», según el estilo de cada cual.
La parte de Simón Cirineo quedaba encomendada al vecino que madrugase más en día de Jueves Santo.
Los judíos voluntarios se hallaban apostados en las embocaduras de las calles, en la plaza del pueblo.
El infeliz que entraba en la plaza sé veía acorralado, y preso, y declarado Simón, y conducido á la casa del ayuntamiento, donde establecían el pretorio civil ó el pretorio del distrito los iniciadores en el «Paso».
Si el que se veía sorprendido era hombre guapo y «peleador», metía mano á la faca y descosía á medía docena de judíos apócrifos.
En este caso se libraba de ir al pretorio, pero ingresaba en la cárcel.
El individuo que funcionaba de Judas, rara vez salía ileso en algunos pueblos. Generalmente se desayunaba con «Mallorca », vulgo aguardiente, y cuando se echaba á «juír» por las calles, llevaba ya fuerza de veinte caballos alcohólicos.
Los «armaos» le perseguían, unos con lanzas, otros con espadas, otros con estoques como para matar toros, y algunos faca en mano.
Allí donde caía Judas podía encomendarse a Dios, porque no le alcanzaba el óleo.
Eso sí, inmedialamente, como quien cumple una misión penosa, se presentaba otro individuo, que desnudaba al Judas y vestía su túnica y su peluquita rubia de guedejas de borrego y se lanzaba á correr por las calle" al Judas herido ó muerto quitaban de la vía pública para que no estorbase, como á los caballos muertos cuando termina la lidia de cada toro.
Y efectivamente, aquello era media corrida de Judas Iscariotes.
Al «Paso» asistían judíos principales y judíos de poco precio; «habichuelos», como si dijéramos. Los primeros pertenecían á las clases acomodadas, y alquilaban vestidos de lujo para lucirse durante la Semana Santa.
Los aficionados á judío, pobres, se disfrazaban con enaguillas de sus señoras y se echaban á la calle como fieras. —¿Qué persona que se estimé en algo no ha sido judío siquiera un año?—preguntaba un alcalde rural.
Los judíos importantes vestían trajes de diversas épocas: unos parecían carabineros de Felipe V y otros gendarmes del primer imperio en Francia: algunos lucían morrión con celada, y varios, «chascás» de miliciano nacional de caballería.
Cuando Judas pasaba á galope por una calle, hombres, mujeres y chicos le insultaban y aun le tiraban cuanto habían á las manos.
—¡A ese bribón!
— ¡Que va á vender ar «Jesú»!
— ¡Matarle!
Tal cual peladilla solía alcanzar á Judas en su fuga.
En cambio la aparición de la «Malena» producía explosión de dolor. Ella salía, como si se entonara para unas «javeras», soltando «jipíos». —¡Ay maresita de mi arma! ¡Lo que están jasiendo con ese Hombre, que es er «Jesú»! ¡Ay Dios mío de mi corasón! Y todas las convecinas de la «Malena» rompían a llorar a grito pelado, y repetían: —¡Pobretíca, y qué güen arma tiene y cómo yora! ¡Y qué hermosa que es. Dios la bendigal ¡Anda con la virgen, «Malena»! Y «Malena» continuaba su marcha, con el cabello suelto y con pasos de tiple de ópera barata.
Cuando se tropezaba con la Verónica, aquel diálogo conmovía. ¡Qué cosas hablaban! Parecían cosas de la Biblia de Carulla. (Y cuando encontraban al señor cura que hacía de Jesucristo, mal comparado?
Los más propios eran, al decir de algunas gentes, los judíos.
Parecían naturales, o arrancados, si no de un tapiz de la época, de un tapete de hule ó de un felpudo con barro.
¡Cómo se divertían los forasteros de «extranjís» con el «Paso»!
Bien prohibidas estuvieron esas manifestaciones indignas en esta época.
EDUARDO DE PALACIO."
Los «armaos» le perseguían, unos con lanzas, otros con espadas, otros con estoques como para matar toros, y algunos faca en mano.
Allí donde caía Judas podía encomendarse a Dios, porque no le alcanzaba el óleo.
Eso sí, inmedialamente, como quien cumple una misión penosa, se presentaba otro individuo, que desnudaba al Judas y vestía su túnica y su peluquita rubia de guedejas de borrego y se lanzaba á correr por las calle" al Judas herido ó muerto quitaban de la vía pública para que no estorbase, como á los caballos muertos cuando termina la lidia de cada toro.
Y efectivamente, aquello era media corrida de Judas Iscariotes.
Al «Paso» asistían judíos principales y judíos de poco precio; «habichuelos», como si dijéramos. Los primeros pertenecían á las clases acomodadas, y alquilaban vestidos de lujo para lucirse durante la Semana Santa.
Los aficionados á judío, pobres, se disfrazaban con enaguillas de sus señoras y se echaban á la calle como fieras. —¿Qué persona que se estimé en algo no ha sido judío siquiera un año?—preguntaba un alcalde rural.
Los judíos importantes vestían trajes de diversas épocas: unos parecían carabineros de Felipe V y otros gendarmes del primer imperio en Francia: algunos lucían morrión con celada, y varios, «chascás» de miliciano nacional de caballería.
Cuando Judas pasaba á galope por una calle, hombres, mujeres y chicos le insultaban y aun le tiraban cuanto habían á las manos.
—¡A ese bribón!
— ¡Que va á vender ar «Jesú»!
— ¡Matarle!
Tal cual peladilla solía alcanzar á Judas en su fuga.
En cambio la aparición de la «Malena» producía explosión de dolor. Ella salía, como si se entonara para unas «javeras», soltando «jipíos». —¡Ay maresita de mi arma! ¡Lo que están jasiendo con ese Hombre, que es er «Jesú»! ¡Ay Dios mío de mi corasón! Y todas las convecinas de la «Malena» rompían a llorar a grito pelado, y repetían: —¡Pobretíca, y qué güen arma tiene y cómo yora! ¡Y qué hermosa que es. Dios la bendigal ¡Anda con la virgen, «Malena»! Y «Malena» continuaba su marcha, con el cabello suelto y con pasos de tiple de ópera barata.
Cuando se tropezaba con la Verónica, aquel diálogo conmovía. ¡Qué cosas hablaban! Parecían cosas de la Biblia de Carulla. (Y cuando encontraban al señor cura que hacía de Jesucristo, mal comparado?
Los más propios eran, al decir de algunas gentes, los judíos.
Parecían naturales, o arrancados, si no de un tapiz de la época, de un tapete de hule ó de un felpudo con barro.
¡Cómo se divertían los forasteros de «extranjís» con el «Paso»!
Bien prohibidas estuvieron esas manifestaciones indignas en esta época.
EDUARDO DE PALACIO."
EL MOTIN.
18 DE ENERO DE 1910.
"SECCION AMENA
EL PASO.
El Paso llamaban en la provincia de
Málaga, como en otras varias de España,
á varios episodios de la Pasión y muerte
de Jesús, ó de jesú, como le denominaban
en Churriana, en Alhaurín y en otros
pueblos.
Tomaban parte en el Paso un sacerdote,
que desempeñaba el papel de protagonista
y al cual azotaban con vergajos de
papel enrollado y pringado de almagre,
para que resultara el efecto de los zurriagazos
en la espalda del presbítero.
Para hacer de Magdalena escogían en
el pueblo á la muchacha más hermosa y
de mejores formas no literarias.
Málaga, como en otras varias de España,
á varios episodios de la Pasión y muerte
de Jesús, ó de jesú, como le denominaban
en Churriana, en Alhaurín y en otros
pueblos.
Tomaban parte en el Paso un sacerdote,
que desempeñaba el papel de protagonista
y al cual azotaban con vergajos de
papel enrollado y pringado de almagre,
para que resultara el efecto de los zurriagazos
en la espalda del presbítero.
Para hacer de Magdalena escogían en
el pueblo á la muchacha más hermosa y
de mejores formas no literarias.
Desempeñar el papel de Magdalena era
tenido á honra por las mozas. Tanto que
para elogiar los méritos de alguna, decían
los vecinos: «Como que ha sido
«Madalena», ó "Malena", según el estilo
de cada cual.
La parte de Simón Cirineo quedaba
encomendada al vecino que madrugase
más en día de Jueves Santo.
Los judíos voluntarios se hallaban apostados
en las embocaduras de las calles,
en la plaza del pueblo. El infeliz que entraba
en ella se veía acorralado y preso y
declarado Simón y conducido á la casa
del Ayuntamiento, donde establecían el
pretorio civil ó el pretorio del distrito los
iniciadores en el Paso.
Si el que se veía sorprendido era hombre
guapo y peleador, metía mano á la
faca y descosía á media docena de judíos
apócrifos. En este caso se libraba de ir
al pretorio, pero ingresaba en la car-
tenido á honra por las mozas. Tanto que
para elogiar los méritos de alguna, decían
los vecinos: «Como que ha sido
«Madalena», ó "Malena", según el estilo
de cada cual.
La parte de Simón Cirineo quedaba
encomendada al vecino que madrugase
más en día de Jueves Santo.
Los judíos voluntarios se hallaban apostados
en las embocaduras de las calles,
en la plaza del pueblo. El infeliz que entraba
en ella se veía acorralado y preso y
declarado Simón y conducido á la casa
del Ayuntamiento, donde establecían el
pretorio civil ó el pretorio del distrito los
iniciadores en el Paso.
Si el que se veía sorprendido era hombre
guapo y peleador, metía mano á la
faca y descosía á media docena de judíos
apócrifos. En este caso se libraba de ir
al pretorio, pero ingresaba en la car-
cel. El individuo que funcionaba de Judas,
rara vez salía ileso en algunos pueblos.
Generalmente se desayunaba con Ma-
rara vez salía ileso en algunos pueblos.
Generalmente se desayunaba con Ma-
llorca, vulgo aguardiente, y cuando se
echaba á juir por las calles, llevaba ya
fuerza de veinte caballos alcohólicos.
Los armaos le perseguían, unos con
lanzas, otros con espadas, otros con estoques
como para matar toros, y alguno
faca en mano. Allí donde caía Judas podía
encomendarse á Dios, porque no le
alcanzaba el óleo.
Eso sí, inmediatamente, como quien
cumple una misión penosa, se presentaba
otro individuo que desnudaba al Judas
y vestía su túnica y su peluquita rubia
de guedejas de borrego, y se lanzaba
á correr por las calles.
Al Judas herido ó muerto quitaban de
la vía pública para que no estorbase,
como á los caballos muertos cuando termina
la lidia de cada toro. Y efectiva-
mente, aquello era media corrida de Judas
Iscariotes.
Al Paso asistían judíos principales y
echaba á juir por las calles, llevaba ya
fuerza de veinte caballos alcohólicos.
Los armaos le perseguían, unos con
lanzas, otros con espadas, otros con estoques
como para matar toros, y alguno
faca en mano. Allí donde caía Judas podía
encomendarse á Dios, porque no le
alcanzaba el óleo.
Eso sí, inmediatamente, como quien
cumple una misión penosa, se presentaba
otro individuo que desnudaba al Judas
y vestía su túnica y su peluquita rubia
de guedejas de borrego, y se lanzaba
á correr por las calles.
Al Judas herido ó muerto quitaban de
la vía pública para que no estorbase,
como á los caballos muertos cuando termina
la lidia de cada toro. Y efectiva-
mente, aquello era media corrida de Judas
Iscariotes.
Al Paso asistían judíos principales y
judíos de poco precio; habíchuelos, como
si dijéramos. Los primeros pertenecían a
las clases acomodadas, y alquilaban vestidos
de lujo para lucirse durante la Semana
Santa. Los aficionados á judío, pobres,
se disfrazaban con enaguillas de
sus señoras y se echaban á la calle como
fieras.
—¿Qué persona que se estime en algo
no ha sido judío siquiera un año?—preguntaba
un alcalde rural.
Los judíos importantes vestían trajes
de diversas épocas: unos parecían carabineros
de Felipe V y otros gendarmes del
primer imperio en Francia; algunos lucían
morrión con celada, y varios, «chas-
si dijéramos. Los primeros pertenecían a
las clases acomodadas, y alquilaban vestidos
de lujo para lucirse durante la Semana
Santa. Los aficionados á judío, pobres,
se disfrazaban con enaguillas de
sus señoras y se echaban á la calle como
fieras.
—¿Qué persona que se estime en algo
no ha sido judío siquiera un año?—preguntaba
un alcalde rural.
Los judíos importantes vestían trajes
de diversas épocas: unos parecían carabineros
de Felipe V y otros gendarmes del
primer imperio en Francia; algunos lucían
morrión con celada, y varios, «chas-
cás" de miliciano nacional de caballería.
Cuando Judas pasaba á galope por una
calle, hombres, mujeres y chicos le insul-
Cuando Judas pasaba á galope por una
calle, hombres, mujeres y chicos le insul-
taban y aun le tiraban cuanto habían a
las manos.—¡A ese bribón!—¡Que va a
vender ar Jesú—¡Matadle! Tal cual pela-
las manos.—¡A ese bribón!—¡Que va a
vender ar Jesú—¡Matadle! Tal cual pela-
dilla solía alcanzar á Judas en su fuga.
En cambio la aparición de la Malena,
producía explosión de dolor.
En cambio la aparición de la Malena,
producía explosión de dolor.
Ella salía, como si se entonaja para
unas jariras, soltando jiptos.
—¡Ay maresita é mi arma! ¡Lo que están
jasiendo con ese Hombre, que es er
Jesú! ¡Ay Dios mío é mi corasón!
Y todas las convecinas de la Malena
rompían á llorar á grito pelado, y repetían:
—¡Pobretica, y qué güen arma tiene y
cómo yora! ¡Y qué hermosa que es. Dios
la bendiga! ¡Anda con la Virgen, Malena!
Y Malena continuaba su marcha, con
el cabello suelto y con pasos de tiple de
ópera barata.
Cuando se tropezaba con la Verónica,
aquel diálogo conmovía. ¡Qué cosas ha-
unas jariras, soltando jiptos.
—¡Ay maresita é mi arma! ¡Lo que están
jasiendo con ese Hombre, que es er
Jesú! ¡Ay Dios mío é mi corasón!
Y todas las convecinas de la Malena
rompían á llorar á grito pelado, y repetían:
—¡Pobretica, y qué güen arma tiene y
cómo yora! ¡Y qué hermosa que es. Dios
la bendiga! ¡Anda con la Virgen, Malena!
Y Malena continuaba su marcha, con
el cabello suelto y con pasos de tiple de
ópera barata.
Cuando se tropezaba con la Verónica,
aquel diálogo conmovía. ¡Qué cosas ha-
blaban! Parecían cosas de la Biblia de
Carulla.
¿Y cuando encontraban al señor cura
que hacía de Jesucristo, mal comparado?
Los más propios eran, al decir de algu-
Carulla.
¿Y cuando encontraban al señor cura
que hacía de Jesucristo, mal comparado?
Los más propios eran, al decir de algu-
nas gentes, los judíos. Parecían natura-
les, ó arrancados, si no de un tapiz de la
época, de un tapete de hule ó de un fel-
época, de un tapete de hule ó de un fel-
pudo con barro.
¡Y cómo se divertían los forasteros de
extranjís con el Paso!
Protesto contra la idea de suprimir tan
santas, civilizadoras y arra-gadas costum-
¡Y cómo se divertían los forasteros de
extranjís con el Paso!
Protesto contra la idea de suprimir tan
santas, civilizadoras y arra-gadas costum-
bres piadosas. Hay que mantener incólu-
mes las tradiciones populares.
EDUARDO DE PALACIO"
EDUARDO DE PALACIO"
Existe otra noticia en el periódico
La Unión Ilustrada,
con fecha del día 3 de abril de 1910, en la que se describe de forma
pormenorizada el Paso de Alhaurín el Grande, si comparamos y repasamos ambas
descripciones podemos ver diferencias significativas entre ambas descripciones,
una de las muchas diferencias de ambos textos es quizás el carácter más solemne
más clasista que parece desprenderse del texto que describe el Paso de
Alhaurín el Grande, y el hecho de situarlo todo los actos sobre un escenario colocado
al efecto, con una representación que se corresponde más a una obra teatral. La
otra descripción, la de el periódico el Motín, parece más espontánea, distinta
en cuanto al tratamiento, como más popular y más fiestera, es como más
anárquica (si se puede utilizar esta expresión), es por ello por lo que existe
la posibilidad de que las dos primeras noticias del periódico EL MOTIN se
correspondan con el Paso de Alhaurín de la Torre y no con el de Alhaurin el Grande. Prima también
más a nuestro favor el hecho de que se describa como muy similar al de
Churriana, siendo factible la visita de Alhaurin de la Torre y Churriana en un
mismo día por un periodista para hacer un reportaje que ir de Churriana a
Alhaurin el Grande.
¡¡¡¡Cuánto daño ha hecho a la historia de Alhaurín de la Torre y a la de Alhaurín el Grande el hecho de obviar el poner "de la Torre" y "el Grande" en las publicaciones!!!!!
LA VOZ. DIARIO GRAFICO DE INFORMACION.
AÑO XII. NUMERO 3837. 18 DE MARZO DE 1930.
EL MEDITERRANEO:
DIARIO INDEPENDIENTE DE LA TARDE.
AÑO II. NUMERO 295. 22 DE MARZO DE 1930.
EXTRACTO (de lo publicado en ambos periódicos)
...
llegaba un coche tirado por seis jacas cascabeleras que guiaba magistralmente un hombre joven de inquientantes ojos extraños. Descendieron del carruaje cuatro personas, entre ellas Carmen Flores que actuaba entonces en el Vital Aza y a quien Pedro Moro habia invitado a presenciar los famosos "pasos" que con motivo de la Semana Santa, se celebraban en Alhaurín de la Torre. El torero malagueño invito a los recien llegados y tomando la guitarra engalanada, dió al aire coplas de amor y de serrania.
Bueno pues según parece por estas fechas, 1930, eran famosos los Pasos de Alhaurín de la Torre, o bien eran la excusa perfecta para llevar a alguna señorita de paseo y echar un día de diversión.
Bueno pues según parece por estas fechas, 1930, eran famosos los Pasos de Alhaurín de la Torre, o bien eran la excusa perfecta para llevar a alguna señorita de paseo y echar un día de diversión.