jueves, 9 de agosto de 2012

¿Se puede recuperar nuestro pasado?




LA FONTANA AÑO 1. NUMERO 2 OCTUBRE DE 1996



¿Se puede recuperar nuestro pasado?




En estos tiempos que corren, en los cuales la propia sociedad reclama cada vez más saber, en un intento de no perder la propia identidad cultural en un mundo tan dispuesto (suelto) a olvidar nuestra propia conciencia, fruto del influjo de una sociedad de consumo, en el cual lo que más se vende son los hábitos importados, nos preguntamos: ¿Quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿A dónde vamos? Y teniendo en cuenta el constante influjo de personas venidas de otros lugares, sobre todo de la capital, que originan una demanda de suelo y de construcción que crea un auténtico caos medioambiental y a la vez sociocultural. ¿Qué es lo que se hace en nuestro municipio para responder a los interrogantes anteriormente mencionados y resolver los problemas que dicho caos genera?


Restos de la desaparecida Torre de El Lagar. (No se corresponde con el artículo original.)

Alhaurín de la Torre tiene historia, su propia Historia, una Historia escrita con sangre y sudor de nuestros antepasados. De ella en la actualidad quedan muy pocos testimonios directos, escritos, pues por los diferentes avatares del tránsito de los años, de los siglos, los archivos y los testimonios escritos han desaparecido casi en su totalidad. Nuestros campos son los últimos testimonios que nos quedan. En ellos encontramos testigos mudos de nuestro pasado, en los rincones más recónditos de nuestro municipio aparecen: muros, viviendas, monedas, cementerios..., que reflejan a todas luces, en contra de lo que decía A. de Mersseman: "Alguien dijo otrora que los pueblos felices no tienen Historia..." (1967); que Alhaurín de la Torre siendo un pueblo feliz, yo por lo menos vivo aquí y me siento muy feliz de ello, tiene su propia historia, porque aquí vivieron Hispano romanos, hispanomusulmanes, cristianos...

De todos ellos es muy poco lo que sabemos, en la inmensa mayoría de los casos son simples suposiciones o afirmaciones sin bases científicas que tratan de justificar un vacío histórico de cientos de siglos. Como anteriormente comentábamos nuestra historia está ahí en el campo, debajo de una mata de alcachofas, de una planta de tomates, de un limonar y en el peor de los casos debajo de una de las innumerables construcciones que destruyen casi a diario fragmentos de nuestro pasado.

¿Sabe usted, querido lector, dónde está la torre que en la Edad Media dio nombre a nuestro municipio para diferenciarlo de su vecino "El Grande"? O ¿Dónde está el Lauro romano que hoy en día es tan importante en nuestro municipio y que nos encontramos constantemente en el día a día de nuestra ciudad como Lauro Club de Futbol, Bebidas Lauro, Lauro fantasía...? ¿Alguién sabe dónde está la villa de Laolín que fue abandonada por los musulmanes durante la reconquista de nuestra provincia, que se encuentra documentada en las fuentes escritas?...

Mientras se lee esta disertación sobre nuestros orígenes, nuestros vestigios del pasado desaparecen bajo la pala excavadora o en el peor de los casos bajo la atenta mirada del saqueador profesional con su detector de metales; pero una cosa si debe quedar clara, nuestra historia está enterrada, cada vestigio que se destruye es una hoja de un libro que está por descubrir y leer, cuántas más hojas arranquemos menos podremos saber sobre nuestros orígenes, lo peor es que no sabemos cuántas páginas tiene este libro, ni cuantos capítulos, a día de hoy no se sabe cuántos lugares de interés histórico existen en nuestras tierras.

¿Qué se hace al respecto? La verdad es que poco. Existen instituciones culturales (Foro Tres), un concurso de Historia local organizado por el Ayuntamiento, acciones aisladas de historiadores locales... A todas luces estos esfuerzos son insuficientes. Sólo una política de potenciación de las investigaciones por parte del Ayuntamiento (realización de un catálogo de sitios de interés Histórico, limpieza y restauración de los monumentos existentes, P.G.O.U. que proteja los lugares que se desprendan de la investigación...) sólo esto podría poner fin a esta espiral de perdida irreversible de nuestra entidad cultural, porque si no puede llegar el momento en que el daño causado sea tal, que tengamos que seguir disertando sobre nuestra historia diciendo que aquí estuvieron "los romanos" y luego "los moros". Y entonces lo que aquí se intenta expresar sólo servirá como protesta aislada y como berrinche de una persona interesada en saber algo más...




J. A. SANTAMARÍA GARCÍA

(ARQUEÓLOGO)

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